El megatelescopio de treinta metros aún podría quedarse en España

El culebrón judicial del Telescopio de Treinta Metros (TMT) sigue abierto. Este gran proyecto científico, de cerca de 1.200 millones de euros, pretende instalar en Hawái el que será el mayor telescopio del hemisferio Norte, pero se topó con la oposición de parte de la comunidad de la isla, quienes consideraron que el terreno donde se construirá el instrumento es sagrado y que las leyes deben proteger su cultura. En consecuencia, los permisos necesarios para construir el telescopio se bloquearon y el proyecto encalló en un largo laberinto judicial. En respuesta, los responsables del proyecto, un consorcio formado por representantes de Canadá, Japón, China, India, el Caltech (Instituto de Tecnología de California) y la Universidad de California, designaron a la isla de La Palma, en Canarias, como la segunda opción, al mismo tiempo que han seguido trabajando en Hawái como su propuesta predilecta.


Este jueves se dio un paso más en el camino judicial emprendido en Estados Unidos. El Panel de Tierra y Recursos Naturales del Estado de Hawái (BLNR) aprobó el permiso de construcción del telescopio en Manua Kea, Hawái, después de que la jueza retirada Riki May Amano emitiera un informe favorable de 305 páginas con la recomendación de construir el telescopio si se adoptaban 43 medidas destinadas a respetar el patrimonio cultural de Mauna Kea, entre las que están desmantelar tres telescopios (de los 13 que hay allí) y no construir ningún otro instrumento en la montaña.

A pesar de esta decisión, el telescopio no está necesariamente más cerca de Hawái. Los detractores del TMT ya han dicho en Sciencemag.org que apelarán la decisión del panel. Según Kealoha Pisciotta, demandante contraria al permiso del TMT, el panel ha tomado una decisión premeditada: «No deliberaron. No tuvieron en cuenta las evidencias de forma apropiada». En caso de que apelasen, el caso llegará a la Corte Suprema del estado, cuyas resoluciones en el caso han tardado anteriormente meses en llegar.
Además, el propio Observatorio Internacional del TMT (la ONG que impulsa el proyecto del telescopio) reconoce en un comunicado que el TMT necesita otro permiso aparte del permiso de construcción: el consentimiento para el subarrendamiento del terreno por parte de la Universidad de Hawái. La tramitación de este permiso llegará también al Panel de Tierra y Recursos Naturales del Estado de Hawái, después de un proceso que en el caso del permiso de construcción ha llevado cinco meses. Y que, después, de nuevo, podría ser apelado ante la Corte Suprema, lo que podría llevar a que la aprobación se retrasase un tiempo considerable.
Al mismo tiempo, el director ejecutivo del TMT, Ed Stone, ya anunció que tomarán la decisión sobre el lugar donde se emplazará el telescopio en abril de 2018. Y que, en el caso de que el TMT no tenga luz verde para ser construido en Hawái, lo llevarán a La Palma, en Canarias.

Sólidos acuerdos con Canarias

De hecho, en marzo de 2017 los organizadores del TMT y el Instituto de Astrofísica de Canarias firmaron un acuerdo para hospedar el telescopio si finalmente no se construía en Hawái. Se acordó un plan de 75 años para construir y operar el telescopio a cambio del 10 por ciento de tiempo de observación para científicos españoles.
Ya el 11 de septiembre los máximos representantes del Cabildo Insular de La Palma, del ayuntamiento de Puntagorda, del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y del Observatorio Internacional del TMT suscribieron un convenio de colaboración que recoge la voluntad común de las partes implicadas para ayudar a implementar el proyecto científico en la isla de La Palma, tal como explicó el IAC en un comunicado.
En este sentido, el director del IAC, Rafael Rebolo, insistió en que «el TMT será una instalación enormemente potente que mejorará el conocimiento humano de la Astronomía y los orígenes del Universo». En representación del TMT, el doctor Baruch Thomas Soifer, aseguró que «La Palma es la mejor alternativa para instalar el TMT, el más avanzado y potente telescopio óptico de la Tierra». Además, recalcó que su intención sería desarrollar el TMT como parte de la comunidad, y tratando de «contribuir a su crecimiento económico, social y cultural».
De hecho, el convenio firmado entre Canarias y los organizadores del TMT contempla apoyar un proyecto de parque astronómico y cultural, apoyar iniciativas de observación estelar, así como actividades culturales y mecenazgos para beneficiar a la comunidad local. Se prevé la contratación, con carácter prioritario, de personal de la comarca noroeste de la isla de La Palma para la fase de construcción y de operación del TMT, y la colaboración en un sistema de becas para facilitar los estudios de los jóvenes, entre otras cosas.

El tiempo es clave

Estaba previsto que el telescopio se inaugurara en 2022, pero el laberinto judicial ha pospuesto de momento cualquier fecha límite. Sin embargo, la construcción del complejo y caro instrumental del TMT ya está en marcha en Japón y Estados Unidos. En el horizonte están las fechas de inauguración de los otros dos megatelescopios que se van a construir en el mundo, en este caso en el hemisferio Sur y no en el Norte, como el TMT: el Telescopio Gigante de Magallanes y el Telescopio Extremadamente Grande, ambos en Chile.

La carrera judicial continúa en Hawái

Mientras avanza el desarrollo de los otros telescopios, el TMT sigue varado en Hawái. La última decisión ha sido adoptada por el Panel de Tierra y Recursos Naturales del Estado de Hawái (BLNR), después de ser aprobada por cinco votos a favor y dos en contra, y de ser resuelta después de que los siete miembros del panel escucharan a 23 testigos defensores y detractores del proyecto, tal como ha explicado el consorcio del TMT en un comunicado. Con su resolución, el organismo ha concluido que el Telescopio de Treinta Metros «no contaminará el agua subterránea, que no dañará sitios históricos ni a animales o plantas sensibles, que tampoco liberá materiales tóxicos y que no dañará el medio ambiente», en contra de los sostenido por los detractores del proyecto.

Además, tal como explicó el BLNR, el lugar donde se construirá el TMT no es usado para prácticas tradicionales de los nativos y no está en la cumbre sino en una llanura menos visible y culturalmente menos importante, situada unos 150 metros más abajo.
Henry Yang, portavoz del Observatorio Internacional del TMT dijo en un comunicado que valora positivamente la decisión adoptada por el panel de Tierra y Recursos Naturales y anunció que la corporación «seguirá respetando los procedimientos para cumplir con la legislación y regulación aplicables». Al mismo tiempo, aseguró, «escucharán con respeto a la comunidad para hacer realidad la visión compartida de Mauna Kea como un centro mundial de la cultura hawaiana, de la educación y de la ciencia».
El permiso de construcción para el TMT fue concedido en 2013 por primera vez, pero a finales de 2015 la Corte Suprema de Hawái invalidó el permiso, y se abrió un caso que finalmente llegó al Panel de Tierra y Recursos Naturales del Estado de Hawái. Las audiciones de este caso finalizaron en marzo de 2017 y en julio la jueza Riki May Amano emitió un informe con recomendaciones para que fuera considerado por el panel. En todo caso, todo apunta a que con esta decisión del panel el proceso no ha finalizado aún. De hecho, en los últimos diez años, el TMT ha atravesado 20 audiciones públicas, a pesar de haber recibido la aprobación de un informe de impacto ambiental.

Las increíbles capacidades del TMT

Como su nombre indica, el Telescopio de Treinta Metros tendrá un espejo primario de 30 metros de diámetro, lo que supera con mucho a los 10,4 metros de diámetro del mayor telescopio óptico del momento, el Gran Telescopio Canarias (GTC), situado en la isla de La Palma, Canarias. Estará formado por 492 segmentos de espejos extremadamente precisos y contará con un sistema de óptica adaptativa que le permitirán obtener una gran resolución incluso de los objetos más lejanos del Universo: su capacidad será cientos de veces superior a la del GTC, según informa el Caltech.
Gracias a eso podrá observar los momentos más tempranos del Universo, cuando este apenas tenía el 5 por ciento de la edad que tiene hoy. Observará las primeras galaxias y tratará de averiguar cómo se formaron y cómo evolucionaron. Buscará los agujeros negros más distantes, el medio intergaláctico más joven que luego permitió el nacimiento de las primeras estrellas. Mucho más cerca de la Tierra, explorará y analizará exoplanetas (incluso pudiendo analizar sus atmósferas para saber si podrían albergar vida) y buceará incluso en las afueras del Sistema Solar. Por todo eso, el emplazamiento será fundamental para la ciencia del país que lo acoja.

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